martes, 28 de agosto de 2007

Andrés Caicedo: Qué viva la música

INTRO

Es que eso del Rock and Roll le mete a uno muchas cosas raras en la cabeza, dice la apasionada protagonista de Que viva la Música en su primera etapa roquera. Después, bajo el alambique del viento, del río, de algunas cuantas drogas duras y del "populacho" mutó tanto que llegó a decir: Acabo de descubrir la Salsa a la astilla. Hay que sabotear el Rock para seguir vivos.
Así era ella, rara, contradictoria, freak, algo salida de este mundo como de alguna manera lo fue su creador, Andrés Caicedo. Hace treinta años ya de la publicación de Que viva la música, su libro más famoso y de más culto entre angelitos empantanados de distintas generaciones. El epígrafe de la novela reza así: "Con una mano me sostengo y con la otra escribo". Aprovechando el vértigo de esta situación, apenas la novela estuvo lista, Andrés relaja la mano con la que se sostenía y se deja caer. De eso se cumplen también treinta años.
Este furibundo cinépata se fue a negro el 4 de marzo de 1977 con no se sabe cuántas pastillas de seconal y con el antecedente de dos intentos de suicidio más en su haber. Se fue en la búsqueda por dejar aquel calvario en el que había convertido su vida, como lo comenta en sus memorias recientemente publicadas: Yo, en esta perversidad, sé distintos motivos de mi muerte. El primero, claro, soy yo mismo.
Sea ésta la ocasión para recordar nuevamente a ese ser extraño que imantó de tantas historias raras algunas cabezas juveniles, inspiró el rótulo de Caliwood (con Mayolo y Ospina) y Calicalabozo para esta ciudad que le cierra la puerta a los desesperados. Y la mejor manera para hacerlo es con música. He aquí 10 iconos (5 roqueros y 5 salseros) pertenecientes a la banda sonora de este personaje, tal vez el escritor caleño más importante del siglo XX... Ver Multimedial

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